'La pura pureza de la luz'

 

 

Previo a la pandemia, conocí al Dr. Xavier Stanziola, cuando participó con una conferencia en la Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP). Al escuchar su exposición, su sencillez, la facilidad con la cual explicaba el tema de la economía del país, sentí una gran satisfacción por la calidad de profesionales que tenemos, al tiempo que sentí un profundo dolor cuando me dijo que se iba de Panamá y le expresé mi preocupación sobre cómo Panamá se daba el lujo de perder a un profesional como él, que no sólo engrandecía al país como economista, sino como escritor; ya que Xavier ha ganado cuatro veces el premio Ricardo Miró, galardón más importante del país en la literatura. Sin embargo, el país, por sus pequeñeces y carencia de garantía de derechos, se daba el lujo de dejarlo ir.

Sin embargo, en días pasados, Xavier regresó temporalmente a Panamá a aportar con una obra de teatro, titulada “La pura pureza de la luz”.

La obra inicia con unos versos de la profesora Ofelia Hooper, primera socióloga en Panamá y luchadora por formar cooperativas como una manera de organizar a las y los trabajadores a nivel nacional. Conocí a la profesora Ofelia en el bregar común de impulsar cooperativas, para mejorar las condiciones de vida de las familias panameñas.

Hoy, Xavier la resalta colocando los versos de la profesora Hooper al inicio de la presentación de la obra con la frase: “Querida Ofelia, yo también quiero ser pura, con la Pureza de la Luz”.

Dicha obra es codirigida con la ingeniera industrial, actriz y docente a nivel universitario, Sandy Correa. En la actuación, participan la actriz, docente, locutora, y gestora cultural que lleva adelante una magistral actuación, Natalia Beluche, quien interpreta el papel de Catalina Taboada. Además, con una excelente actuación, Roberto Thomas-Díaz interpreta al Dr. Eduardo Diez. Es una obra que trata del acoso laboral en el mundo laboral, pero, de forma concreta en el sector académico.

En el programa de mano, Xavier responde a la pregunta “¿Por qué esta obra?”, y nos dice: “Hace once años trabajé en la Universidad de Leeds en Inglaterra. No me llevaba bien con el jefe, pensaba. Yo estaba haciendo algo mal, pensaba, y por eso merecía los gritos y desplantes que él me hacía. Si me congelaban proyectos de investigación, era mi culpa, pensaba. Cuando otros colegas se quejaban del jefe, yo pensaba que ellos eran los del problema. Cuatro años de sentirme menos y me fui de la universidad. No me querían allí, pensaba. ¿Para qué insistir? Dos meses después, una de mis excolegas de la universidad intentó suicidarse, luego de que su reporte formal contra el jefe por acoso laboral fuese rechazado por el decano. Para muchos colegas, esa noticia fue como si nos hubieses quitado una venda costrada sobre nuestros ojos. Algunos de nosotros presentamos quejas formales a la universidad. En lugar de despedir al jefe, le dieron jubilación anticipada. En lugar de apoyar a mi excolega, le pidieron su renuncia”.

Sigue relatando que, “Luego de trabajar en Panamá, tengo aún menos tolerancia a “bullies”, a personas que abusan de su poder en espacios de trabajo. Y también, gracias a mis amigas y colegas feministas panameñas, poco a poco despierto al hecho de que las experiencias de acoso laboral son mucho más complejas y perniciosas para las mujeres”.

En el documento entregado en el programa de mano, hay un aporte de la Fundación Ciencia en Panamá, quienes, citando a la Organización Internacional del Trabajo OIT (2022), afirman que el 23 % de las personas en el mundo han sufrido acoso laboral. La mayoría son mujeres. Además, solo la mitad ha contado sus experiencias a otras personas o ha denunciado. Las principales razones por las que un gran número de víctimas no denuncia se deben a la vergüenza, la culpa, la falta de confianza en las instituciones, o porque este tipo de conductas inaceptables son consideradas como “normales”.

La obra “La pura pureza de la luz” permite que cada escena pueda ser sentida, analizada y discutida, para comprender el acoso laboral, que, aunque puede darse en cualquier tipo de trabajo, la obra destaca un espacio específico, que por las características de quienes allí laboran, personas muy estudiadas y de gran prestigio, parece impoluto: el espacio académico y científico. Sin embargo, no lo es.

Gracias a Xavier Stanziola, a Sandy Correa, a Natalia Beluche, Roberto Thomas – Díaz y a todo el equipo de producción por el aporte de la obra La pura pureza de la luz, porque, a través del teatro, socializan una dura realidad, el acoso laboral. Ojalá que esta obra pueda ser llevada a diversos espacios académicos, como forma de prevenir que estos hechos sigan sucediendo.

Xavier, esperamos la próxima obra.

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