El viernes, 13 de agosto, se cumplirá el primer aniversario de la partida a la eternidad de “el Jilguero de La Miel”: Toñito Vargas. Toñito nació el 14 de agosto de 1940. Inició su cantar a la edad de nueve años, en las veladas de su escuela, en La Miel. Hizo el primer ciclo en el hoy Colegio Manuel María Tejada Roca, de Las Tablas. Terminó su bachillerato en un colegio en la ciudad capital, donde obtuvo el diploma de Bachiller en Comercio. Posteriormente, cursó estudio en la Escuela de Diplomacia.
A través de la décima, Toñito describe las costumbres y tradiciones de su pueblo y el de todas las comunidades de la provincia santeña. Un ejemplo de esto se plasma en la décima “Un domingo en mi lugar”. Por medio del canto nos deleita sobre las actividades que se suelen realizar. Asimismo, en los versos: “Que se queme el monte, déjalo quemar, que a la buena gente no le pasa na” o cuando dice “La Miel y Vallerriquito celebran un partido; pero quedó suspendido por culpa de Manuelito…” y así sucesivamente recoge en el canto ese quehacer cotidiano que le da vida a las propias comunidades, pero también va resaltando la cultura de nuestros pueblos.
Cuando Toñito le canta “Al joven campesino”, expresaba su experiencia: “Yo era un joven campesino; perdido en la serranía; que buscaba en la poesía; la clave de su destino”. O también cuando hacía una descripción del ranchito que construiría para su familia con todos los componentes que tendría: los heliotropos, rositas y margaritas, así como las tinajas que eran llevadas por su hermano Miguelito. Toñito le ponía un sentimiento hondo que llegaba a todas y todos los que le escuchamos, ya fuese por la radio o en una cantadera.
Toñito resalta las cantaderas del Día de la Cruz. Antes era celebrada el 3 de mayo, pero esta fecha fue cambiada. En la provincia de Los Santos, en Sesteadero, en Santo Domingo y en muchas comunidades se celebraba el Día de la Cruz, donde se hacían velorios, en honor a la Cruz. En estos velorios se hacían cantaderas de mejorana. En uno de ellos, Benjamín Acevedo y Agustín Rodríguez le dan la oportunidad a Toñito, para que cantara. Al escucharlo, ambos lo motivan y exhortan para que continúe cantando. Tal era su voz, el dominio de los torrentes y la melodía que le daba al canto.
Le cantó a la patria. Nos deleitó con la décima escrita por el Dr. Julio Yao: “Manos que amasan el día, Olorosas a sudor: Manos con sangre y amor, ¡Plenas de soberanía!”.
Recuerdo dos actividades que se dieron para la reversión del Canal: el 30 de diciembre de 1999 un grupo de panameñas/panameños estuvimos en la cima del Cerro Ancón y frente al monumento de Amelia Denis de Icaza se llevó a cabo un acto muy emotivo, ya que el 31 de diciembre salía el último soldado de nuestro territorio. En ese acto estuvieron el Dr. Julio Yao, la profesora Dora Pérez de Zárate y mi hermano Herasto Reyes, entre otros, y allí cantó Toñito la décima “Manos que amasan el día”. Fue un acto muy emotivo y realmente hermoso.
En la noche del 30 de diciembre de 1999, en el auditorio de Administración Pública, facilitado por el profesor Nicolás Jerome, decano de la Facultad, el Movimiento por la Defensa de la Soberanía (Monadeso) realizó un conversatorio político cultural, donde se le rindió tributo a la patria, el cual contó con la participación de Antonio “Toñito” Vargas y su hermosa voz. En esta ocasión, Toñito cantó, de Julio Yao, otra décima: “En tu calvario nací; En tu calvario me muero. Me muero, pero no quiero Que sigas sufriendo así”.
A un año de su partida, queremos resaltar el legado de un campesino que abrió trochas y logró que su canto trascendiera la provincia de Los Santos, pero también las fronteras nacionales. Su canto inspiró a nuevos cantores y, como él les recomendaba: “El cantor debe cuidar su voz, porque es el mejor recurso para la interpretación del canto y el dominio melódico de los torrentes”.
“El cantor debe leer buenas obras literarias para elevar su bagaje cultural y además estar bien informado de los acontecimientos nacionales e internacionales, a través de la lectura diaria de periódicos y revistas”. Estas, entre otras recomendaciones, hacía Toñito a los nuevos jóvenes que buscan seguir incursionando en las cantaderas. En su deceso, Min Acevedo y Julio Yao escribieron décimas al Jilguero de La Miel.
Gracias Toñito, por haber contribuido a llevar la cantadera de mejorana a toda la geografía nacional; a sus hijos, a su esposa, a sus hermanas/nos por brindarle el apoyo para que nos deleitara con su canto.
Secretaria general de la Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP).
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