Emilio Maspero en Panamá en noviembre de 1978 |
“Por el trabajo el hombre se realiza como constructor de una Patria, de una Nación cuyo bien común amplía con el esfuerzo de su mente y de sus manos; también por el trabajo se construirá la Patria Grande Latinoamericana, y es por el trabajo que se enriquece el patrimonio histórico de la humanidad”, Emilio Máspero.
Emilio Máspero, se inicia como trabajador siendo mecánico-tornero de profesión en la industria metalúrgica. Nacido en la hermana República de Argentina, participa en la Juventud Obrera Cristiana (JOC), llega a ser su presidente. Impulsó la constitución de la organización Acción Sindical Argentina (ASA). La Acción Sindical Argentina es dirigida por Emilio, quien, en la búsqueda de la unidad, la afilia a la CLASC y a la CISC. Siendo Emilio miembro del Comité Ejecutivo de la CLASC, promueve la política de ampliación en el área de Centroamérica y el Caribe. En 1958 comienza un peregrinaje por toda la región ístmica, con el objetivo de lograr contactos que abran las puertas para la organización sindical.
En 1959 se realiza el Congreso de la CLASC en Quito (Ecuador), elige a Emilio Máspero como uno de los secretarios. Le corresponde continuar en la región de Centroamérica y el Caribe. En el año 1959, él viene a Panamá y hace contactos con don Diógenes Gutiérrez, Levy Polland e Hipólito Quintero, quienes eran miembros de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), en Panamá. A ellos, Emilio les encomienda la construcción de una organización con la orientación social cristiana. Diógenes Gutiérrez fue luchador social, defensor de los derechos de los trabajadores, Levy Pollard fue el fundador del sindicato de SACA, y de la CGTP e Hipólito Quintero, activista del Partido Demócrata Cristiano y dirigente de la Federación Istmeña de Campesinos. Hipólito tenía una familia de siete hijos. Al darse el golpe de Estado en 1968, él y su familia son perseguidos y se muda para la comunidad de Uracillo, en la provincia de Coclé, donde es perseguido, torturado y muerto en 1969, nos dice el Informe Final de la Comisión de La Verdad, abril 2002.
La Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP) realiza una conferencia que analiza el logro de la lucha del pueblo panameño por la conquista de su soberanía, allí conozco a Emilio. Era un hombre que radiaba la felicidad de que Panamá hubiese alcanzado el objetivo de los mártires de enero de 1964, UN SOLO TERRITORIO, UNA SOLA BANDERA. Fue grato escucharlo con un discurso fuerte ante el coloniaje, con una voz convincente y de gratitud para el pueblo panameño. Han transcurrido 20 años de su partida, hacen falta muchos Emilio. Que tengan el desprendimiento, la convicción, la conciencia, la honestidad y, como diría José Gómez Cerda: “Emilio se distinguió por su autenticidad en el pensamiento y la acción, su estilo de conducir, excelente orador y un buen escritor…”. Le preguntamos a Mariano Mena, fundador de la CGTP, díganos en una frase qué significó Emilio para usted: “El gigante del sindicalismo”.
En 1984 Emilio decía en su libro El Trabajo: “El Fondo Monetario Internacional y el monetarismo envilecen al trabajo humano”, “se trata de endosar al dinero el poder creador, mientras se degrada y margina al trabajo y al ser humano que trabaja. Estamos en las antípodas de lo que debería ser. Y ciertamente esta orientación económica no puede coexistir con la democracia, con justicia social, sobre el trabajo y el ser humano que trabaja. Por esto mismo se puede afirmar que los criterios, políticas y medidas que trata de imponer el Fondo Monetario Internacional, no solo en el caso de la deuda externa, sino en todo lo que tiene que ver en nuestro desarrollo socioeconómico, constituyen verdaderos atentados al concepto del trabajo, del ser humano que trabaja, de sus derechos, de sus libertades, de sus conquistas…”.
Ante la pandemia que estamos viviendo, Emilio estuviese en primera fila llamando a los gobernantes de América Latina a hacer causa común para exigir el no pago de la deuda externa a los usureros del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Emilio estuvo casado por más de cincuenta años con una mujer militante extraordinaria, como lo es Acacia Fernández, de verdad la he admirado por su amor y compromiso a América Latina. Ella es española de nacimiento y latinoamericana de corazón. Gracias, Emilio; Gracias, Acacias.
Nelva Reyes Barahona
Secretaria general de la Central General Autónoma de Trabajadores de Panamá (CGTP).
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